La carencia de datos da lugar a diferentes hipótesis: se atribuye a Juan de Herrera, o a alguno de sus discípulos, dada la singularidad en la disposición de la mampostería, perfectamente comparable a su hermana mayor la Fuente Grande de la cercana localidad de Ocaña, a la que también se le atribuye su autoría.
Su construcción se debe al servicio de abrevadero necesario para el ganado y animales de carga utilizados en las labores agrícolas, así como lavadero donde las mujeres realizaban la colada diaria, con jabón casero a base de sosa caustica y aceite, y sirviéndoles de tendedero natural los matojos y juntos que crecen de manera espontánea por los alrededores.
Se desconoce si fue este manantial el punto de conflicto que mantuvo enfrentadas a las dos colonias primitivas de las que nace el nombre de la localidad, aunque todo hace pensar que, dados los numerosos manantiales naturales de los que se alimenta el Arroyo de la Madre que cruza el precioso Valle de Cardancho, no sea ésta la fuente del litigio original, sino que se encuentre un poco más al este, en la Fuente Vieja, que por su situación y toponimia, cae más en sintonía en esta historia.